viernes, 30 de septiembre de 2011

Big girls don´t cry.

Le faltaba fuerza, le sobraba desgana.
Lea cerró los ojos, y luchó por obligar a su mente a cambiar de tema. Estaba harta de recrearse dolorosamente en pensamientos que era mejor olvidar.
¡Pero es que no podía!
Joder, como puedes aprender tantas cosas en un día de una persona y de repente actuar como si no supieras nada, como si no te importara. Porque claro que importa. Una cosa es engañarse a uno mismo, decidir creer cualquier cosa, aun a sabiendas de que probablemente solo juegan contigo. Pero cuando la evidencia de que te han mentido descaradamente es tan grande, tu cerebro hace clic, y se para. Y de repente todo gira tan deprisa que te mareas y sientes ganas de explotar y llevártelo todo por delante.
Porque ya no sabes que hacer. Todo tu mundo está cabeza abajo.
Ahí es cuando Lea abrió los ojos y decidió que no volvería a escuchar una mentira, costara lo que costase.

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