viernes, 12 de noviembre de 2010

Porque el camino está lleno de piedras, pero es el camino a seguir...




Me gustaría poder pensar que cuanto más largo sea el camino, mejor será el destino. Pero a veces es taaaan difícil!!
Si, difícil. No, no estoy loca. Bueno un poco, pero si no lo estuviera puff... si no lo estuviera ¡me volvería loca! Porque, ¿qué sentido tiene vivir sin un poco de locura?
Bueno, a lo que iba, lo del camino largo y el destino mejor. Para empezar: el camino largo. Pero vamos a ver, porque depende de que camino largo hablemos... Porque claro, un camino largo pero lisito y en linea recta también me lo hago yo, pero es que me parece a mi que el mio no es como el de los demás...por que el mio está lleno de piedras... ¡Y de todos los tamaños! Mira, tengo de esas grandotas que tienes que rodear para poder seguir adelante; también tengo de esas pequeñitas, que te hacen resbalar, que se te meten en el zapato, y se te clavan en la planta; y por supuesto tengo las de tamaño medio, que no son un gran problema, pero que también molestan. Y eso por no hablar de las curvas... que si ahora hacia la derecha, que si ahora a la izquierda, que si ahora deshaz lo que has hecho...¡Qué paliza! Y las cuestas. ¡Ay las cuestas! Como cuestan... Porque claro, cuesta arriba (de esas hay muchas) son todo problemas, y encima añádele las piedras. Y cuesta abajo, piensas "oh que bien, por fin una cuesta abajo, que descanso", pero no. Porque te embalas. Vas tan rápido que te tropiezas (esas malditas piedras) te caes y ruedas. Y como encima el camino de otra persona se cruce con el tuyo en ese momento, tendrás que soportar como se ríen mientras la gravedad te afecta. Y si intentas frenar en la cuesta vas incómodo, como fuera de lugar.
Y el otro problema en el camino es las personas que te encuentras en el. Hay dos tipos: los arbustos, que son esas personas que vas viendo pasar, pero que no cuentan ni como personas, son pues eso, arbustos que están haciendo su propio camino. Y luego esta el segundo tipo de personas, que son los vitales, y que pueden ser los que te ponen la zancadilla, y los que te dan la mano. Que lastima que en mi camino solo haya uno o dos que me den la mano. Pero claro, por otro lado esos dos los pobres van a salir muy mal parados por cruzar su camino con el mío. ¡Si es que traigo mala suerte!

Y bueno, bueno, bueno... del destino mejor ni hablamos. Porque lo de destino mejor, es discutible. Porque luego siempre es decepcionante. Porque cuando de vez en cuando (muy de vez en cuando) consigo acabar uno de los caminos que empiezo, al final o solo hay otro camino peor que el anterior, o llego a un descampado vacío, en el que lo único que encuentro es una soledad desesperante. Y pienso "Buff, un camino tan largo y tonto para nada... ". Y mira si soy tonta que, aun así, ¡sigo intentandolo!



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